Hace algunos días te dábamos algún truco en nuestras redes sociales para consumir el vino a la temperatura adecuada según sus características y es un tema que nos parece tan interesante, que queríamos ampliarlo en este post para que tengas una información más completa.
Cada tipo de vino, tiene unas características que lo definen y si no se sirve a la temperatura adecuada, corremos el riesgo de perdernos parte de su riqueza de aromas y sabores.
Decir que los tintos deben servirse a temperatura ambiente y los blancos a “temperatura de nevera” es simplificar demasiado el tema, y sin duda es un error porque no se puede generalizar tanto.
La nevera no resulta una buena opción para enfriar, entre otras razones, porque tarda demasiado: si lo piensas bien, es mucho más inteligente enfriar una sola botella en una cubeta en aproximadamente 15 minutos, que intentar hacerlo a esa velocidad en un refrigerador. El motivo es sencillo, y es que tiene una superficie mucho mayor y que además tiene muchos más alimentos y bebidas que enfriar, además de nuestra botella. En la nevera se tarda entre 2 y 3 horas lo que en una cubeta con agua con hielo se podría conseguir en unos pocos minutos.
En todo caso, descarta también el uso del congelador para enfriar más rápido, porque los cambios bruscos de temperatura pueden deteriorar el vino. El frío o calor excesivos desencadenan procesos químicos entre los componentes del vino que perjudicarán su sabor y aromas. Si todavía no tienes mucha práctica, te recomendamos el uso de un termómetro hasta que te familiarices con las temperaturas de consumo para cada uno.
Si alguna vez has participado de una cata de vinos, habrás escuchado hablar de acidez, de taninos, de sabores y aromas primarios y secundarios, de gusto y retrogusto...Y es que efectivamente, un vino es una bebida muy compleja porque sus sabores están “vivos” y pueden variar según las combinaciones que se produzcan entre sus componentes.
En el caso de los vinos blancos secos, el calor de más de 10º puede resaltar demasiado el alcohol y los aromas secundarios y el frío en exceso nos impediría percibir la sutileza de sus aromas.
En los vinos tintos crianza en cambio, el frío menor a 16ºC hace que resulten muy duros y pierdan matices y el calor de más de 18ºC hace que se note demasiado el alcohol.
Si el vino es joven debe servirse entre 12º y 15ºC para evitar que se perciba demasiado el alcohol o los taninos.
Si el vino es rosado es apropiado servirlo aproximadamente a 10ºC.
Y finalmente, si el vino es espumoso es conveniente servirlo más frío, entre 6º-8ºC.
A modo orientativo te compartimos una tabla creada por la OCU en donde podrás consultar las temperaturas recomendadas para que aprecies cada vino con todos sus matices.
Tipo de vino
Temperatura ideal
Vino espumoso (cava, champán, de aguja...)
7 ºC
Vino blanco dulce (moscatel, Pedro Ximénez)
8 ºC
Vino tinto joven
9 ºC
Vino blanco joven seco
10 ºC
Vino rosado
10 ºC
Vino generoso (Jerez, Manzanilla, oloroso...)
11 ºC
Vino blanco fermentado en barrica
12 ºC
Vino tinto caza
15 ºC
Vino tinto reserva y gran reserva
17 ºC
