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Historia del jamón

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Historia del jamón

El jamón es uno de los alimentos más tradicionales de nuestro país. Lo consumimos desde hace siglos y en alguna época fue una comida reservada solo para nobles y clérigos de alto rango.

Tal vez su éxito depende del animal del que procede porque, según dice nuestro refranero popular, del cerdo se aprovecha todo, hasta sus andares. ¿Pero sabemos cuáles fueron sus inicios? ¿Qué pueblo inventó el jamón curado? De eso vamos a hablar en este post. Intentaremos descubrir sus orígenes, así cada vez que saboreemos este delicioso manjar, sabremos a quién se lo debemos.

¿De dónde viene el jamón?

Empecemos por el principio. Se cree que los primeros cerdos llegaron a la Península Ibérica durante el Neolítico, entre el 5000 a.C. - 3000 a.C. y que estos se fueron mezclando con jabalíes autóctonos, dando origen a las razas ibéricas.

Alrededor del año 1000 a.C. los celtas que habitaban por estas tierras tenían al cerdo incorporado en su alimentación, incluso era motivo de culto. Íberos y fenicios ya comerciaban con este animal. Fueron justamente los fenicios quienes crearon las primeras salinas y secaderos, donde se salaba el cerdo al completo para su conservación.

Pero sin duda fue en la época de la Hispania romana cuando el jamón tuvo su primer auge como manjar. Se perfeccionó la técnica del salazón y se escribieron los primeros manuales de los que se tiene constancia. Justo en el siglo III a.C. Catón el Viejo escribió cómo se debían salar y colgar los jamones. Imaginaos la importancia que tuvo el comercio del jamón en época romana que algunos emperadores acuñaron monedas en forma de jamón. ¡Increíble!

Posteriormente, durante la época musulmana, el consumo de cerdo descendió de manera notable. Pero en tiempos de la Reconquista, fue habitual colgar jamones de las ventanas para indicar que en esa casa vivían cristianos y evitar así la expulsión.

En época medieval, se desarrolló y creció la ganadería, sobre todo en conventos y monasterios. Los monjes criaban algún cerdo para llenar sus despensas tras la matanza. También comenzó a popularizarse y perfeccionarse el proceso de elaboración de los embutidos, que tanto nos gustan hoy en día.

Tal era la fama del jamón, que escritores de la talla del Arcipreste de Hita ya narraban su importancia en nuestra cultura. Siglos más tarde, Miguel de Cervantes describiría en su famosísima obra El Quijote una merienda entre Sancho Panza y otros personajes con huesos de jamón por medio.

El auge de la industria de elaboración de jamones da comienzo en el siglo XIX. Un dato curioso es que en las Exposiciones Universales de París (1867) y Viena (1873) los exquisitos jamones ibéricos fueron premiados.

Y desde entonces hasta hoy, esta industria no ha hecho más que crecer y evolucionar respetando siempre los procesos productivos, de manera más tradicional o con tecnología, para lograr esos jamones tan exquisitos que llegan a nuestros hogares.

Y tras este rápido repaso a la historia del cerdo y el jamón, ¿no os apetecen unas finas lonchas?

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