Antes que nada, por si nos estáis leyendo desde fuera de España, os contamos que las tapas son pequeñas raciones de alimentos que se sirven para acompañar la bebida en los bares. Por otra parte, es una excusa muy grata para quedar con los amigos e ir de bar en bar tomando tapas y cañas en lugar de sentarse a cenar en un restaurante.
Hay mil variedades de tapas y muchas de ellas llevan jamón o embutidos como ingrediente principal: montaditos de jamón ibérico, croquetas de jamón, huevos rotos con jamón, pinchos de embutidos ibéricos, mini brochetas, espárragos con jamón…
El origen es bastante incierto y se atribuyen varias explicaciones históricas que siempre involucran a algún rey en la cuestión, pero la verdad es que ninguna de ellas está demostrada.
Sin embargo no dejan de ser curiosas así que te contamos algunas:
Se cuenta que Fernando de Aragón, en uno de sus viajes exigió al tabernero que tapara su bebida ante la gran cantidad de moscas que invadían el lugar, y que éste lo hizo con un trozo de queso. Parece que la iniciativa se hizo popular y a partir de ahí nació esta costumbre de “tapar” el vaso con algún alimento.
Se dice que en tiempos de este rey, en el siglo XI, se le estaba administrando un tratamiento médico que incluía el consumo diario de vino y que para evitar emborracharse, éste hacía que se lo sirvieran con algún alimento.
La que parece más fidedigna es la del Quijote: entre sus líneas leemos que el caballero andante y su escudero Sancho Panza se encuentran con unos peregrinos “que iban bien proveídos, a lo menos de cosas incitativas que llaman a la sed a dos leguas”. Y con este adjetivo “incitativo” Cervantes se refiere a los embutidos, olivas o queso, que por ser muy salados, provocan mucha sed.
En todo caso, sabemos que ya os estamos abriendo el apetito con estas descripciones, así que…¿Qué os parecería una receta de tapas para terminar? Os proponemos una un poco distinta, de esas que son más “de autor” y que sorprenden por sus sabores inesperados:
Son muy sencillas de preparar y para 4 personas se necesitan solamente 2 peras, 150 grs. de jamón ibérico loncheado y 180 grs. de queso de tetilla o algún queso cremoso.
Para la preparación:
Pelar las peras, quitarles las pepitas y cortarlas en gajos. Pelar y cortar el queso en forma de bastoncitos o en trozos alargados. Envolver el queso con las lonchas de jamón e ir alternando en una brocheta con los trozos de pera.
Para terminar, pasarlos por una sartén con un poco de aceite de oliva para que se pongan dorados, evitando que el queso se funda del todo.
Sorprenderás a tus comensales con la mezcla de sabores, la suavidad del queso y la exquisitez del jamón.
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