En los últimos meses estamos presenciando multitud de noticias en diferentes medios relacionadas con el Nutriscore pero si aún no tienes claro qué es o como funciona, te lo contamos aquí.
El Nutriscore es un semáforo nutricional que aparecerá en el etiquetado de los alimentos para orientar al consumidor en cuanto a los valores nutricionales de los mismos. El semáforo va de la A a la E e indica con colores, del verde al rojo y pasando por el amarillo, si un alimento tiene mayor valor nutricional que otro. Este sistema ya se está aplicando en Francia y algunos países como España o Alemania, ya lo están solicitando a la Unión Europea para aplicarlo en sus etiquetados.
El sistema fue desarrollado en Inglaterra a partir de estudios científicos realizados en Oxford en el año 2005 y posteriormente modificados en Francia. El objetivo era regular la publicidad de alimentos para niños y fue autorizado por la Food Standards Agency de Reino Unido. A partir de ese momento se ha incorporado al etiquetado de los alimentos en Francia y a la hora de ponerlo en marcha en España, el algoritmo “ha levantado ampollas” por su dudosa correcta valoración de algunos productos básicos de la dieta mediterránea como el aceite de oliva.
El sistema Nutriscore funciona priorizando la cantidad de fruta, verdura, fibras y proteínas de los alimentos sobre las calorías, azúcares, grasas y sal, que son penalizados. De esta forma, al asignar una letra y un color, permite que el consumidor categorice el alimento en un solo vistazo, sin tener que leer la etiqueta completamente.
El fallo está en que se valoran alimentos sin tener en cuenta elementos como el procesado o la forma de obtenerlos. Tampoco se ha tenido en cuenta que si a un alimento procesado se le reemplaza el azúcar por edulcorante, pasa de color rojo a verde, aquiriendo entonces una calificación “light”, más positiva que la de muchos productos naturales. La consecuencia de este fallo es que el aceite de oliva, un producto básico de la dieta mediterránea, ampliamente estudiado y valorado positivamente a nivel nutricional, quede etiquetado con una letra C (al mismo nivel que las galletas o el ketchup). Otros productos básicos de nuestra dieta como el jamón y el queso tampoco salen bien parados con este sistema. Hasta el 2018 el aceite de oliva aún salía peor valorado, con una etiqueta roja, pero afortunadamente, después de aportar estudios científicos a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, se modificó esta etiqueta, pasándolo a la categoría C. Llegados a este punto, se ha decidido que el etiquetado se aplique solo a productos procesados.
Evidentemente, los productores de aceite de oliva están apelando a todos los niveles porque aunque haya mejorado la calificación, no es aceptable que el aceite de oliva esté al mismo nivel del aceite de colza u otros productos procesados. Además, no se tiene en cuenta el procedimiento de obtención, lo cual pone en un nivel similar un aceite de oliva común que un AOVE, cuando es bien sabido que la calidad no es la misma.
Y aún no hemos mencionado el impacto económico de este etiquetado: España exporta 2/3 de su producción de aceite y 1/3 de ella va destinada al resto de Europa. Si el etiquetado se pone en marcha tal como está actualmente, el aceite de oliva se valoraría del mismo modo que el aceite de semillas, sin tener en cuenta su alto nivel nutricional.
Esperemos que las asociaciones de productores de aceite de oliva españolas consigan su objetivo a nivel europeo, ya que el aceite está avalado por la misma agencia europea antes mencionada, como producto de máxima calidad, beneficioso para la salud.
Mientras tanto, independientemente de como acaben los etiquetados definitivos, puedes seguir consumiendo con toda tranquilidad un producto excelente como el que encontrarás en nuestra tienda online, garantizado por las Agencias de Seguridad Alimentaria Española y Europea.
